Injertos óseos

Los injertos óseos suelen estar estrechamente asociados a restauraciones dentales como puentes e implantes dentales. En la mayoría de los casos, el éxito de un procedimiento de restauración puede depender de la altura, profundidad y anchura del hueso maxilar en el lugar del implante. Cuando el hueso maxilar ha retrocedido o ha sufrido daños importantes, los implantes no pueden apoyarse sobre esta base inestable y suele recomendarse un injerto óseo para la restauración posterior.

Hay varios factores importantes que afectan al volumen óseo de la mandíbula:

  • Enfermedad periodontal – La enfermedad periodontal puede afectar y dañar permanentemente el hueso de la mandíbula que soporta los dientes. Las zonas afectadas empeoran progresivamente hasta que los dientes se vuelven inestables.
  • Extracción dental – Los estudios han demostrado que los pacientes que han sufrido una extracción dental pierden posteriormente entre el 40 y el 60% del hueso que rodea el lugar de la extracción durante los tres años siguientes. La pérdida de hueso da lugar a lo que se denomina un «defecto óseo».
  • Lesiones e infecciones – Las lesiones dentales y otras lesiones físicas derivadas de un golpe en la mandíbula pueden provocar el retroceso del hueso. Las infecciones también pueden hacer que el hueso de la mandíbula retroceda de forma similar.

Razones para realizar injertos óseos

El injerto óseo es un procedimiento de gran éxito en la mayoría de los casos. También es una alternativa preferible a tener dientes ausentes, dientes enfermos o deformidades dentales. Los injertos óseos pueden aumentar la altura o anchura del hueso maxilar y rellenar huecos y defectos óseos.

Existen esencialmente dos formas básicas en las que el injerto óseo puede influir positivamente en la salud y estabilidad de los dientes:

Estabilización de la mandíbula – El injerto óseo estabiliza y ayuda a restaurar la base de la mandíbula para la cirugía restauradora o de implantes. También pueden corregirse deformidades y la reestructuración del hueso puede proporcionar un mayor soporte.

Preservación – El injerto óseo puede utilizarse para limitar o prevenir la recesión ósea tras una extracción dental, una enfermedad periodontal u otros procesos invasivos.

Examen oral

Inicialmente, el dentista examinará a fondo la zona afectada para evaluar el estado general de los dientes y las encías. Si la enfermedad periodontal está presente o los dientes adyacentes están en mal estado, estos factores serán plenamente abordados antes de que el procedimiento de injerto óseo puede comenzar. El dentista también recomendará radiografías panorámicas para evaluar con precisión la profundidad y la anchura del hueso existente. En ocasiones, puede recomendarse un TAC para determinar la afección ósea. En función de estos resultados, el dentista también puede anestesiar la zona y explorar la encía para determinar qué tipo de hueso se necesita y en qué cantidad.

Injerto óseo en San Luis Obispo

¿En qué consiste el injerto óseo?

Existen varios tipos de injertos óseos. Su dentista determinará el tipo más adecuado para su caso concreto.

Injerto óseo autógeno : se extrae del propio cuerpo del paciente (normalmente de la parte posterior del maxilar inferior o del mentón). Este método suele ser el preferido porque produce los resultados más predecibles.

Injerto óseo de aloinjerto : en este tipo de injerto se utiliza hueso de cadáver o sintético.

Xenoinjerto – En este tipo de injerto se utiliza hueso de vaca.

El procedimiento de injerto óseo puede durar varios meses. Normalmente se extrae hueso del propio cuerpo (o en raras ocasiones se obtiene de un «banco de huesos») y se añade a la zona afectada. Este hueso se fusionará con el hueso existente y la migración de las células provocará una adhesión firme y un crecimiento celular. Al suplementar la mandíbula con hueso se obtendrá una mayor masa ósea que ayudará a soportar y anclar el implante o implantes.

Durante la intervención, el dentista adormecerá las zonas de injerto y extracción con anestesia local. Se hará una pequeña incisión para preparar el lugar para el nuevo hueso y se anclará en su sitio. En ocasiones, puede utilizarse una membrana sintética para cubrir el hueso nuevo. Esta membrana impide la invasión de tejidos blandos y bacterias y favorece el crecimiento de hueso nuevo. La intervención no requiere pasar la noche en el hospital y se le darán instrucciones detalladas para el postoperatorio. El dentista recetará medicamentos para ayudar a controlar la infección, las molestias y la inflamación.

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